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Después de muchos años como productor lechero en la cuenca Abasto Sur de la provincia de Buenos Aires (cinco de ellos viviendo en el campo y criando a mis hijos en él), he vivido de cerca los altibajos de la actividad. Desde los diez kilómetros de tierra y barro que me separaban del pueblo más cercano, hasta las sequías, inundaciones y la crisis de los años noventa, he aprendido que una de las mejores inversiones que podemos hacer en el tambo es llevar los números al día.
Frente a factores externos como el clima, las coyunturas socioeconómicas y los precios internacionales (sobre los cuales tenemos poca influencia), contar con información precisa es fundamental. Saber en dónde estamos parados nos permite tomar decisiones informadas y actuar a tiempo, identificando las “canillas que pierden” y buscando soluciones para minimizar las pérdidas.
También fui parte de los primeros intentos en la zona de agruparnos con otros productores en función de un bien común. En los años 90, iniciamos con la compra conjunta de insumos como semillas y fertilizantes, luego adquirimos una picadora de maíz para hacer silos en tiempo y forma, y finalmente compramos una de las primeras máquinas de siembra directa de la zona para uso grupal.
Primera conclusión: llevar información y agruparnos son, sin duda, las acciones más provechosas que podemos realizar en lo que depende de nosotros.
La gestión: un desafío pendiente
Incorporar el hábito de llevar la gestión operativa y financiera no es sencillo. Hoy se estima que solo el 25-30% de los productores llevan registros, ya sea mediante sistemas “enlatados”, libretas de almacenero, planillas de Excel o herramientas proporcionadas por entidades del sector.
Esta realidad me llevó, hace años, a promover la importancia de llevar números. A través de artículos en revistas del sector, consultorías gratuitas en portales de Internet y el desarrollo de uno de mis cursos puntualmente para el desarrollo de un módulo de gestión operativa y financiera, comencé a compartir herramientas que fueran útiles para otros productores. Este módulo evolucionó con el tiempo, convirtiéndose en parte de los primeros tres libros de informática para el sector agropecuario (Excel para el Agro) y en cursos presenciales y a distancia que he impartido durante casi veinte años en instituciones como la FEPALE, la Sociedad Rural Argentina, la Fundación Libertad, ACHA y AACREA.
En 2005, junto a un grupo de programadores, desarrollé el Sistema GESTAMBO, una herramienta pionera en su momento. Durante siete años, fui asesor de la Subsecretaría de Lechería de la Nación, y en 2013 creé las primeras estadísticas nacionales sobre calidad y producción de leche a través del Sistema de Pago por Calidad (hoy Siglea). Hasta entonces, Argentina solo contaba con datos proporcionados por 18 industrias, lo que distaba mucho de reflejar la realidad del sector.
Esta falta de información no es exclusiva de Argentina. En mi experiencia como consultor de la Cámara Nicaragüense de Lechería (CANISLAC), trabajé en el desarrollo de un Sistema Nacional de Calidad de Leche, proyecto que lamentablemente quedó trunco debido a problemas políticos.
La gestión como puerta a la tecnología
No podemos pretender llegar a la inteligencia artificial sin antes recolectar y manejar la información básica de nuestras explotaciones. La tecnología aprende de nosotros, y nosotros de ella, pero para ello necesitamos datos confiables con los que alimentarla. Cuando algo no tiene costo, no duden que es porque el “producto” somos nosotros, por algo es gratis…
En este sentido, comparto una adaptación de un texto publicado en un portal del sector lechero portugués, que me pareció muy ilustrativo:
“La semana pasada, un blog de leche de Portugal publicó los resultados de una encuesta realizada a productores de ese país. La pregunta era simple: ¿Cuál será su principal inversión este año? Entre las opciones, el 31% señaló las instalaciones, mientras que el 19% eligió la reproducción.
Aunque el contexto portugués es diferente, creo que en Argentina las respuestas serían similares. La mejora de instalaciones y equipos siempre es tentadora, pero no basta para garantizar el éxito. Para que la producción de leche sea rentable, la gestión debe ser una prioridad. Una gestión operativa bien llevada permite identificar las necesidades reales de inversión y cuestionar el impacto de cada peso invertido.
¿Realmente necesitamos una máquina de ordeñe de alta tecnología para aumentar la producción? A veces, una inversión menor en formación y compromiso del personal puede generar resultados más evidentes. Los tambos más exitosos son aquellos que ven la gestión como una inversión tan importante como cualquier otra.”
El proceso de gestión: pasos básicos
El proceso de llevar gestión puede resumirse en cuatro pasos:
- Obtener datos físicos y económicos: El primer y mayor desafío.
- Registrar ingresos y egresos: El objetivo básico.
- Calcular resultados: Afortunadamente, hay herramientas que lo hacen por nosotros.
- Analizar resultados: Aquí es donde comienza la verdadera toma de decisiones.
El análisis de resultados nos permite tomar decisiones informadas sobre el uso de los recursos, incluyendo uno de los más importantes: nosotros mismos. Para ello, es fundamental contar con elementos comparables, como cierres mensuales en moneda constante o litros de leche, que brinden una visión más clara que los números acumulados.
Cinco sueños para el futuro de la lechería
- Democratizar el conocimiento: Acompañar a pequeños y medianos productores en su camino hacia la digitalización, utilizando herramientas accesibles como Excel.
- Capacitar a jóvenes de escuelas agrarias: Brindarles herramientas prácticas sobre gestión y manejo de información para mejorar su inserción laboral.
- Evitar el desarraigo: Empoderar a las familias rurales, especialmente a las mujeres, para fortalecer las economías regionales.
- Capacitar a docentes y asesores: Generar un uso común de herramientas que permitan comparaciones y políticas públicas concretas.
- Escalar hacia tecnologías avanzadas: Facilitar el acceso a inteligencia artificial, blockchain y otras innovaciones, especialmente para pequeños productores agrupados en cooperativas.
Conclusión
El diagnóstico es claro: muchos productores sueñan con la robotización del ordeñe, pero no saben cuánto les cuesta producir un litro de leche. Sortear la brecha tecnológica y democratizar el acceso a la información son los grandes desafíos que enfrentamos.
Si bien muchas veces se ha mencionado que la lechería no “mueve la aguja” económica del país comparada con la soja por ejemplo, si “mueve la aguja social” con cada tambo que se cierra destruyendo el entramado socioeconómico del los pueblos del interior…
La gestión no es solo una herramienta de control, sino una forma de empoderamiento. Nos permite entender nuestra realidad, tomar decisiones informadas y, sobre todo, no morir en el intento.
Martin Aboaf Petit de Murat
IBM Senior Programmer - Microsoft Excel Expert Specialist – Certified Microsoft Innovative Educator
Docente ISEA-SRA, IPCVA, ACHA, Fund. Libertad, Cambio Rural y FEPALE
Consultor de la Cámara Nicaragüense del Sector Lácteo
Ex Asesor de la Subsecretaría de Lechería de la Nación
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