La calificación por tipo es la estimación de la presunta utilidad de una vaca mediante la evaluación de su conformación.
Para cumplir eficientemente la función a la que está destinada la vaca lechera, que es producir una gran cantidad de leche durante una larga vida útil, pariendo un ternero cada doce meses y con la menor cantidad posible de problemas, esa vaca debe responder a determinadas características de conformación que le facilitarán la tarea. Esas características de conformación le permitirán ingerir, digerir y convertir eficientemente en leche una gran cantidad de alimento, leche que deberá ser almacenada en una ubre de suficiente capacidad y fortaleza. También estar parada y desplazarse sobre muy buenas patas y pezuñas ya que en caso contrario no podrá comer lo suficiente, y tener una grupa adecuada para facilitarle el parto con la rápida expulsión del ternero y los residuos de la gestación.
Hay diferentes trabajos que demuestran que esto es así. Los más significativos que recuerdo son uno realizado en Gran Bretaña sobre 650.000 vacas calificadas en primer parto que demostró que las mejor calificadas en ubres, patas y calificación final, tenían una vida útil de entre dos y dos lactancias y media más que las peores, además de que daban más leche en cada una de las lactancias. Hay otro realizado en los EE.UU. sobre 40.000 vacas hace ya unos cuantos años, que demostró que las que tenían los isquiones bajos eran eliminadas de los tambos 305 días más tarde que las que los tenían extremadamente altos.
En los EE.UU. se califica desde la década de 1920, en Canadá comenzaron unos años más tarde y en Europa, aunque no tengo precisiones, sé que en Holanda ya se calificaba en la década de 1930. De cualquier manera el criterio que se usaba en esa época en Holanda era diferente al que se usaba en América del Norte, ya que los holandeses buscaba una vaca que, aunque no diera tanta leche, tuviera una buena conformación carnicera. En la Argentina se califica desde la primavera de 1957. Hoy en todos los países del mundo se califica prácticamente del mismo modo y para ello se realizan reuniones universales de jefes de calificadores cada dos años.
Diré cómo se hace en nuestro país que, con ligeras variantes, es como se realiza en el resto del mundo. La vaca se divide en cuatro partes a las que llamamos Características Generales y son:
- Grupa,
- Sistema Mamario,
- Patas y Pezuñas y
- Fortaleza Lechera.
Cada una de estas partes recibe un porcentaje del puntaje final de la vaca cuyo ideal –por cierto nunca alcanzado- es 100. El porcentaje que recibe cada una de las partes está determinado por la influencia que tiene esa parte sobre la funcionalidad del animal. Así la Grupa recibe el 10% del puntaje final, el Sistema Mamario el 40%, las Patas y Pezuñas el 25%, lo mismo que la Fortaleza Lechera.
De cada una de las partes se describe de 1 a 9 varias características a las que llamamos Características Lineales. Esos números no indican necesariamente bondad o debilidad, sino extremos biológicos de cada rasgo; para algunas características el mejor número es el 9, para otras el 7 y para otras, como el Angulo Pélvico y las Patas Vistas de Lado es el 5. Además de la descripción lineal se marcan los defectos de cada parte si es que los tuviera. Según la descripción de la parte y el los defectos que se hubieran marcado, esa Característica General recibe un puntaje que es sugerido al calificador por el colector de datos con que trabaja. En base a la calificación de las partes se calcula el Puntaje Final. Todos estos datos, más las dos mayores virtudes y los dos peores defectos de cada vaca son dejados en una Boleta de Calificación que el calificador provee al productor.
El productor recibe en un CD o impresa, o en ambas formas, la siguiente información:
- Boleta individual con toda la descripción de cada una de las vacas calificadas y recalificadas.
- Listado de las vacas calificadas y recalificadas.
- Listado de vacas de primer parto que quedaron sin calificar.
- Promedios de Calificación Final y de la Calificación de las Partes de su rodeo, comparada con los de su zona y el país.
- Vacas y vaquillonas calificadas EX, MB, B+, B, Reg. y Malo.
- Promedios de Virtudes y Defectos.
- Listado de vacas calificadas por parto.
El productor tendrá una evaluación objetiva de sus vacas hecha por un hombre altamente capacitado y completamente imparcial, ya que no tiene ningún interés económico en el negocio.
Esa evaluación imparcial le servirá para hacer los apareamientos correctivos en el caso de que el productor quiera utilizarlos, y así poder usar toros de distintos centros de IA. Con el tiempo podrá apreciar cómo evoluciona su plantel con respecto a los planteles de su zona y al plantel nacional.
Al complementar los antecedentes de producción con los de tipo valorizará su plantel. Inscribiendo las crías en el Registro de Crías de ACHA y calificando los vacas podrá llegar al HAR, que será equivalente al pedigrí ya que desde este registro se puede ingresar directamente al HBA.
Si estamos utilizando un programa de apareamientos correctivos, la calificación de nuestras vacas a través de tiempo es la única manera que tenemos de evaluar los resultados de nuestro programa genético y el trabajo de nuestro asesor. La inversión en genética no es pequeña, y hay que aprovecharla al máximo.
En un país en el que la economía es tan aleatoria podemos decir que desde hace muchos años la calificación de un plantel promedio, de 200 a 300 vacas en ordeño, que se califica por primera vez, costará aproximadamente el valor de un día de leche, a valores normales de la leche al productor, calculando un promedio de 22 litros por vaca y por día. Una vez que el plantel esté totalmente calificado habrá que hacerlo con las vaquillonas que vayan pariendo por primera vez. Las visitas se realizan cada 7 meses y el costo por año, no por visita, variará en torno del valor del 40% de un día de leche.
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